lunes, 9 de diciembre de 2013

Capítulo 1

Fin. Otro libro, un mundo más que se termina. Y tres letras marcan ese final que tanto ansié. Cierro el libro y vuelvo a la realidad. A mi celular con 0 mensajes y a mi vida de todos los días. Ya es tarde para un libro más. Pero el sueño no está. Los ojos me laten e intento cerrarlos pero siento una molestia al hacerlo. Supongo que es la consecuencia de gastarlos tanto. antes de dormir pienso en el día de mañana. Otro día común. Escuela, casa. Pero mi imaginación lleva esos días comunes a un extremo. Ese extremo de cosas que uno imagina que nunca van a suceder. 
Estoy en mi casa, y mi madre me grita que cierre las ventanas. No sé lo que está pasando, pero le hago caso. Tengo miedo, mi hermana menor tiene miedo, mi madre también. Pero no sé qué pasa. 
Mi celular vibra, y comienza la canción que me despierta cada mañana. Empiezo a odiarla cada vez más, pero es imposible odiar algo que amas tanto. Como yo amo esa canción. Logro apagar la alarma e intento pensar que hoy va a ser un día mejor. Aunque sé que mis palabras no son mágicas, capaz digan la verdad. El baño logra relajarme, trato de ser breve con el tema. Yo soy de esas personas que creen que la tercera guerra mundial va a ser por el agua. Por eso me vuelvo loca cuando alguien deja abierta la canilla con el agua corriendo sin uso alguno. Mi madre dice que estoy loca. Yo pienso que es un modo de vivir mejor. Simón me mira con sus ojos redondos y verdes.
-Soy yo, Camila - Cuando se olvida quien soy y actúa como bobo lo odio. No sé qué tiene el mundo en contra mío para tener, justo en la puerta del edificio un ser así. Yo pienso que si sigue así, un día piensa que soy un desconocido que quiere entrar a robar. 
-Camila, 6 B, hola niña. - me mira como si fuera otra persona. - Buen día. Simón esta entre los 80 y 85 años, entre las nubes y el cielo, refiriéndome a su cordura, obviamente. No entiendo por qué a mí me toca un portero así. Sería un poco más normal mi vida si tendría un portero más joven, bueno, mas cuerdo en realidad. Me evitaría el chequeo de quien soy todas las mañanas. Un día perdí 5 minutos parada en la puerta, retenida por Simón. Quería recordar algo, que según él tenía que ver conmigo. Pero al final era sobre algo que le había dicho la hija sobre pirulo y bla bla bla. Conclusión, se me fue el colectivo, llegue tarde al colegio. "El colegio es una cárcel" diría mi hermana menor. Yo no lo veo tan así. Tan cerrado, tan oscuro y sombrío como lo ve ella. Lo veo como una escape de mi casa, pero que al mismo tiempo es otra cosa de la que quiero escapar. Pero tampoco es como dice mi hermana. El colegio es más soportable. Igual, cualquier lugar del mundo es más soportable que mi casa. Eso no lo dudo. 
- Camo! - escucho esa voz de cada mañana. Esa voz que nunca me canso de escuchar. Acompaña mi camino a clases todos los días. Y no es otro invento de mí.
- Ani! - Ese es su nombre. En realidad es Ana Dilplo. Tiene 15 años, vive a dos cuadras de mi casa y es mi compañera de banco. A parte, es mi mejor amiga.

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