El año pasado fue un año muy raro para mí. Empecé la secundaria y empecé algo nuevo, y desconocido. Me hice amigos nuevos, conocí nuevos lugares, distintas personas (buenas y malas), aprendí, y sobre todo sigo aprendiendo.
Y en este caso mi maestra la que siempre está ahí, me guía a ser una buena persona. A ser una más en esta ciudad, llena de gente. Es ella la que me agarra la mano para cruzar la calle, y me repite siempre que soy despistada. La que me hacer reír por cosas sin sentido. La que me enseña los recorridos de los colectivos para no perderme. La que me reta cuando hago alguna macana, y siempre termino aprendiendo. Y así sigo aprendiendo... Sigo aprendiendo cosas buenas, o malas. Que me hacen bien o me pueden hacer mal.
Mi maestra se caso con un profesor, y ellos me conocieron a mí. Juntos me llevaron a descubrir lugares nuevos y cosas nuevas. A medida que fui creciendo, el profesor junto a la maestra me fueron enseñando muchas cosas y les debo (a ellos dos) la persona que soy. Un día, apareció una nueva alumna, al principio me cayo medio mal pero paso el tiempo y ahora aunque muchas veces nos peleamos nos queremos mucho.
Hoy mi maestra cumple años, y aunque estuvo todo el día de aquí para allá, siempre tiene un momento para enseñarme. Un momento para abrazarme y quererme. Y decirme que me ama mucho. Siempre trata de darme lo mejor y yo se lo trato de devolver.
Por suerte yo vivo en mi escuela. Mi escuela con mi maestra, mi profesor y mi compañera. Los quiero mucho a ellos tres porque son todo para mí. Son mi vida.
Maestra, espero que me sigas enseñando muchos años más, muchas cosas nuevas. Algún día me iré de esta escuela, todos los alumnos lo hacen. Pero siempre voy a volver, a abrazarte y a contarte cosas nuevas. Ojalá cuando sea grande sea una maestra tan buena como vos, no creo que lo logre. Por que como vos no hay nadie.
Feliz cumple má, te ama demasiado tu alumna preferida.
